Ahimsa (en devanagari अहिंसा ) significa no violencia.

Es la piedra angular del yoga, la base, los cimientos.

Tanto es así que podemos afirmar:

«Si no hay ahimsa no hay yoga».

Nuestro primer contacto con el yoga suele ser a través del trabajo corporal.

Ahí ya deberíamos incorporar esta sabia directriz.

Con nosotros mismos.

Y tratar a nuestro cuerpo con amabilidad, paciencia y respeto.

Sin prisas, descubriendo sus capacidades.

Aceptando sus limitaciones.

Esto a veces cuesta meses, años o décadas…

Porque a menudo le damos prevalencia al nivel estético de la figura corporal.

(solo echa un vistazo a Instagram…)

En detrimento de la consciencia de la respiración y de las sensaciones presentes.

Himsa (la violencia) se cuela también en pranayama.

Así, encontramos a personas realizando el trabajo respiratorio forzándose, aguantando y suprimiendo una creciente sensación de ansiedad.

Como si se tratase de atletismo y hubiera que batir alguna marca.

No tiene ningún sentido…

En el ámbito de la meditación la falta de ahimsa toma la forma de rechazo:

«Esto no debería ser así».

«Esta práctica no me gusta».

 

«No hay suficiente silencio».


«Hace calor», etc.

Se niega el presente y se le arroja al pasado recordado o al futuro imaginado.

Oponerse a LO QUE ES constituye la mayor fuente de sufrimiento del ser humano de este mundo.

Cuando tienes presente la actitud de no violencia en la esterilla y en el zafu…

Va a empezar, aunque sea poco a poco, a calar en otras áreas de tu vida.

Y eso lo cambia todo…



Patanjali (el inventor de ahimsa, jajajaja) era muy listo y la colocó como primer escalón.

De tal manera que toda práctica yóguica, sustentada en ella, tuviera una base sólida sobre la que seguir construyendo consciencia y avanzando de forma firme.

Este es el primer peldaño en la escalera de la realización del Ser o iluminación.

Sí sí es una meta muy lejana, pareciera incluso irrealizable.

Pero recuerda lo que decía (o dice) la antigüa sabiduría china:

«Hasta el camino más largo comienza con un paso».

Ahimsa en su forma más sublime expresa unión con todos los seres.

Es un estado de consciencia en el que percibes tu propia esencia en los demás seres y por supuesto en las demás personas.

Los demás son tú con otro traje…

Incluso los árboles, la hierba, los animales, todo…

¿cómo podrías dañar a alguien experimentando la vida así?

Ahimsa es finalmente un profundo acto de consciencia.

Es un despertar en sí mismo.

Los profesores de yoga no recalcamos lo suficiente la importancia de ahimsa.

La responsabilidad de que un alumno:


-No se fuerce en ásana, ni por supuesto se lesione.

-Sea consciente de que la experiencia de disfrute y conexión con el cuerpo es ahora, no en el futuro «cuando haga la postura mejor».

-Encuentre paz interna y profundo sosiego en pranayama.

-Y obtenga energía y serenidad al mismo tiempo.

-Experimente la meditación como una permanente actitud abierta al presente, sea lo que sea lo que aparezca en él.

-Dejando de lado patrones controladores y expectativas.

Lo siento pero…

ES DEL PROFESOR.

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¡¡Abrazo grande!!

David