Artículo publicado en la revista digital especializada, Yoga en Red
Según Joe Dispenza las células se vuelven adictas a la descarga hormonal que se vierte al torrente sanguíneo, fruto de las diferentes experiencias. Nuestro sistema “pide”, “necesita” esa experiencia repetidas veces para encontrar su homeostasis, equilibrio y armonía (a veces sátvico y otras rajásico o tamásico). Escribe Eva Klimberg.
A eso los yoguis lo llamamos samskaras o hábitos, condicionamientos. ¿Recordáis los discos de vinilo? Cuando estaban girando… allí donde caía la aguja del tocadiscos, empezaban a sonar. Ya estaba marcado y definido el surco por el que la aguja tenía que pasar. Ya estaba predefinido.
Cuando los vásanas o deseos son cultivados, alimentados y engordados sin consciencia, se acaba generando un samskara. Nuestra pulsión vital a la acción (en forma de deseo, pensamiento o acción física) tenderá a discurrir por los mismos caminos o “surcos” por los que lo ha hecho hasta ahora. El hábito ha sido creado. Tendemos a repetir inconscientemente, por hábito, sin libertad real de elección.
Si cada mañana al ir al instituto te comprabas un donut de chocolate, ya al despertar tu mente y tu cuerpo te pedirán ese donut, ¡y ay como no queden en la panadería! Eres capaz de no ir a clase y marcharte a otro país, si hace falta, para satisfacer esa “¿necesidad?”.
Swami Sivananda decía que un deseo genera un pensamiento, un pensamiento genera una acción, una acción un hábito, un hábito genera un temperamento y este una personalidad. La personalidad condiciona tu viaje de la vida, tu destino.
Conociendo estos secretos del mundo mental, los yoguis se cuidaban mucho de favorecer las impresiones sátvicas o puras, alimentar y cultivar hábitos saludables en todos los sentidos…
Las gunas u oscilaciones de la naturaleza siempre están alternándose, esa es la naturaleza de Prakriti, lo sabemos. Los yoguis pretendemos alimentar los samskaras o impresiones positivas, por que aquello que eleva, inspira y armoniza, en lo físico, en lo mental y en lo emocional, nos acerca a una experiencia tranquila y comprensiva de la vida, con todas sus aventuras (hijos, hipoteca, trabajo, salud, miedos, deseos)… pero tranquila y consciente.
Eso es el Yoga, una filosofía de vida. Un posicionamiento claro. Una comprensión del sentido de la vida, a través del viaje del alma. Y cómo no, Yoga son las miles de técnicas y prácticas que nos armonizan para establecernos en esa sensibilidad ante la vida y el Universo.
Establecerse en esa sensibilidad. Concebir la vida desde el Yoga Profundo requiere dedicación, constancia y una decisión clara y definida de elegir samskaras positivos.
Vacaciones de Yoga
Unas Vacaciones de Yoga, una inmersión en el Yoga profundo es una inyección de Pureza (Satva). El entorno, la comida, el ritmo, el silencio, los estímulos y cómo no, el estudio y la práctica, están cuidadosamente elegidos para favorecer los samskaras positivos. La relación humana entre los yoguis y yoguinis durante la convivencia y sadhana (práctica) es muy especial. Con estas personas vas a compartir, silencio, entornos de gran belleza, alegría, meditación profunda, equilibrio…
El enfoque y dedicación de tu compañero genera una onda de armonía que te llega a ti. Tu trabajo personal le llega a él, y así entre todos generamos una atmósfera de gran belleza donde se respia amor. Ese amor y armonía ayudarán a la evolución de la humanidad entera, no lo dudes.
Por eso podemos decir que, los yoguis y yoguinis somos iguales que el resto de los mortales pero tenemos un regalo, un secreto: el yoga y su práctica nos equilibra, relaja, armoniza, alivia y centra. Desde ahí, la vida tiene otro color.
Ven a sumergirte en una práctica profunda, completa, auténtica, reproduciendo las condiciones y características de el Sistema Gurukula: aprender en convivencia, de la mañana a la noche, creando las mejores condiciones para favorecer un paso más en nuestro proceso de crecimiento interior.
Lee los testimonios de los que ya han disfrutado de un Retiro de Inmersión en el Yoga Profundo aquí.
Eva Klimberg Polo