La clave; el poder de la Sadhana consiste en un programa de prácticas ordenadas cuidadosamente, estratégicamente.

Siendo el destino último de toda practica yóguica crear armonía y paz, una sesión de sadhana comienza con 1.- el trabajo corporal; las ásanas, cuya secuencia bien diseñada genera un masaje total de cadenas musculares, órganos, tejidos y torrente sanguíneo.

Las posturas de yoga estiran, contraen, retuercen y desbloquean parte de los nadis o canales psíquicos facilitando el trabajo exquisito y sutil que se realiza con 2.- el pranayama; la armonización energética a través de los ejercicios respiratorios, la cual tiene un efecto tremendamente calmante y purificador sobre el sistema nervioso, el fluir de la respiración, la mente y las emociones.

La calma natural y auténtica viene con 3.- la relajación profunda cuando todo el proceso de armonzación y equilibrio ha sido ordenadamente hecho. La presencia aquietada, el oleaje de la respiración, la quietud natural…refrescan células y tejidos rejuveneciendo todos los sistemas psico-corporales.

Habiendo creado las condiciones propicias previas, la sadhana culmina con 4.- la meditación fluida, natural, «fácil». La presencia se establece en la consciencia testigo (sakshi) desde la mente superior o envoltura intuitiva, donde no hay pensamiento lógico, desde donde el sadhaka (el que práctica su sadhana) se establece, observa y comprende.
El impacto de la sadhana es increíble y maravilloso, nosotros lo hemos comprobado durante años en nuestra propia práctica personal y con los alumnos.

Por eso esta estructura de práctica; la sadhana, ha sido trasmitida por todos los maestros del  Hatha Yoga desde el primero Lord Shiva. En el mismo orden y con la misma finalidad; Reencontrarnos con nuestra Esencia Tranquila.

Sadhana es un término sánscrito que significa práctica, pero no cualquier práctica. Se refiere a la que te hace conectar con tu esencia y desconectar de la mente desbocada continuamente pensante.
La Shadana te convierte en un ser consciente y sensible. La mente se aquieta y el cuerpo se torna presente.

El proceso comienza con el trabajo corporal que fortalece y flexibiliza el conjunto musculoequelético y nos prepara para liberar la respiración en los ejercicios de pranayama. El aumento de energía que se experimenta entonces tiene como consecuencia un mayor centramiento, enfoque y serenidad mental. Finalmente estos efectos se hacen patentes en la quietud de la meditación, donde el grado de comprensión a cerca de ti mismo y de la propia existencia se maximizan.

Todo esto se genera dentro tí mismo, va apareciendo de forma natural. No es algo artifial o impuesto, ya sea por ti o por algo externo.

Es la consecuencia, o la magia, de la Shadana.

Eva Klimberg, directora de Yoga Art Studio